El Teatro Municipal de Gallipoli fue construido en 1825 por el noble Bonaventura Balsamo a sus expensas, lo tituló "Teatro del Giglio" en homenaje a la familia Borbónica. Tras el colapso económico de la familia Balsamo, el teatro fue adquirido en 1874 por el Ayuntamiento que confió el proyecto de restauración al ingeniero Oronzo Bernardini de Lecce. El interior fue completamente renovado, prestando especial atención al mobiliario y la decoración; las fachadas de las cajas se enriquecieron con estuco dorado y las cajas completamente tapizadas en damasco. En 1879, el teatro recibió el nombre de Giuseppe Garibaldi.